Cuántas
veces paseaba mi espíritu,
bajo
el candor de las estrellas,
por
caminos dorados,
bailando
al son de una espiga.
Cuántas
veces me transporté,
en
mis barcos de cristal,
por
un mar de sombras,
llenándolo
todo, como una ilusa.
Cuántas
veces remonté los cielos,
para
llegar a otros mundos,
encendiendo
la llama de lo irreal,
llenando
todos mis huecos,
de
mi soledad interna.
Cuántas
veces detuve el tiempo,
en
los horizontes de mi dicha,
para
acechar a los sueños,
tras
mi pórtico de fantasía.
Y
andaban los días
acompañándose,
y
me miraban las horas
con
desafío.
¡Maldito
tiempo!
Que
arribas a mi puerto
descalzo
y frío.
Tú,
con tus engaños lisonjeros,
te
disfrazas de saber,
para
derribar quimeras,
cuando
yo los llamo sueños.
Años
y años persiguiéndose,
para
enseñarme la verdad,
cruda
y punzante,
como
un témpano de hielo.
Ahora,
¿Qué
te queda por enseñarme?
Con
tu pútrida realidad,
destrozaste
mi ensueño,
y
clavas día a día,
estiletes
en mi alma herida,
cubriéndolo
todo de indiferencia.
Llenas
cada momento,
de
circunstancias sucias,
rostros
desengañados,
saturados
de desconfianza.
así
eres tú...
impersonal
como todas las cosas...
Autora:
Julia Francisco.
29
de Marzo de 1975