Vi
como mi mente navegaba,
por
parajes insólitos,
en
pos de la hilera de humo que desprendía,
un
cigarrillo encendido.
Aquellos
borbotones que ascendían a lo infinito,
deshaciéndose
en la nada,
bajo
un cielo tenebroso y deshilachado.
Mi
mente regresó a mis manos,
que
en ese instante,
no
contenían nada.
De
pronto… en la palma se dibujó,
un
pequeño lago cristalino,
de
orillas pegajosas,
apuntando,
hacia
un futuro,
plasmado
en las tinieblas.
Un
ser que a veces aterriza,
con
alas negras,
jugando
a desdibujar figuras.
En
esa triste hora,
el
tiempo se para…
Un
aliento ácido me ahoga,
me
quema la garganta.
Entonces,
las
sombras se visten de raso,
para
agasajar el alma desnuda...
Autora:
Julia Francisco.
Barcelona,
14 octubre de 1980