Era una noche cálida de
verano,
Estremecedoramente hermosa,
a pesar de un viento rebelde,
azotando las hogueras luminosas.
Todo resplandecía a la luz de
las farolas,
encendidas por calles y
plazas…
Por todas partes sonaban las trompetas…
Estallaban en colores los
cohetes…
Las bengalas agitadas al
viento,
expandían chispas doradas,
dando un tono fantasioso a la
noche de San Juan…
El bullicioso ruido de la
multitud alocada,
se esparcía en la noche
estrellada…
Unos corrían en estampida,
otros paseaban con lentitud,
algunos… recostados sobre el
césped,
con el semblante fijo en el
firmamento…
La noche se había vestido de
gala,
para una fecha tan señalada…
Esta bendita locura,
contemplaban mis ojos, desde mi ventana…
Mientras mis brazos mecían,
un bebé dormido y plácido…
Diríase… que mi semblante
reflejaba desdicha,
por no ser uno más en la
algarabía…
Sin embargo, es mentira…
Contemplaba dichosa, el
rostro del pequeño,
con dulzura exquisita e
infinita…
Sentía… que también yo… a mi manera,
vivía la gloriosa noche de
verbena de ¡San Juan!
Autora: Julia Francisco
Barcelona 24 de junio de 1978