Mamá…
¡Que larga es la distancia!
A
pesar de ello, tú estás conmigo.
Yo
te recuerdo con insistencia…
Quisiera
estar a tu lado, para compensarte.
Mamá…
¡Que valiente has sido!
Tú,
con el alma destrozada, me llevaste en tu seno…
Me
diste la vida de la nada, me meciste en tus brazos,
velaste
mis sueños, sin que nadie velase los tuyos.
Estabas
sola en el mundo, con una criatura que alimentar.
Nadie
te prestó ayuda, como si hubieras cometido un pecado.
Tú
único pecado fue el fracaso…
Eras
una rama seca, a punto de caer del árbol…
En
vez de vendar y curar tu herida ¿Qué hicieron? ¡Talarla!
Pero
tú… con grandeza infinita, demostraste al mundo,
cuán
grande es la injusticia… Mamá… con tú vida,
protegiste
la mía, de la mala gente, de la mala vida.
Yo
te quiero, porque ese deber tengo…
Pero
aunque no lo tuviera, yo te querría…
por
tu grandeza y tú valentía…
Mamá…
por mí renunciaste a todo,
en
mi pusiste todo tu anhelo,
todo
tu amor, toda tu fuerza… en ello se te fue la vida…
Y
ahora, que el tiempo pasó… ¿dime madre mía?
¿Qué
sentiste cuando dejé de ser una cría?
Me
alejé de tus brazos… Conmigo se te fue la vida…
Pero
aún te queda esperanza, de que algún día,
yo
vele tus sueños, te proteja,
te
haga feliz y te de parte de mi vida…
Mamá…
te agradezco inmensamente lo que hiciste,
y
quisiera demostrarte lo que siento,
darte
lo que nunca has tenido…
Mamá…
Estés donde estés, tú estás conmigo…
Autora:
Julia Francisco
Barcelona:
10 de enero de 1977