Plantar una semilla, regarla,
verla como emerge de la tierra y crece, se desarrolla, florece y la flor se
transforma en fruto que madura al sol, es una sensación de plenitud mágica, de amor infinito, es terapéutico y
curativo, que siento que colaboro con la creatividad de la Magia Universal.
La Naturaleza está en proceso evolutivo de perfeccionamiento
constante, pero a veces, me cuesta comprender y aceptar los errores que comete,
las carencias y dificultades que tenemos algunos seres, plantas y animales, la
crueldad de selección que hace. Ignorar esto, me permite admirarla en su
plenitud como maestra de la creatividad Universal, además, quien soy yo para
juzgar los fallos de la Naturaleza, tal vez sean hechos a propósito, con alguna
finalidad específica, con algún propósito que se escapa a mi comprensión. La
aceptación y rendición a lo que es, me llena de paz y armonía.
Disfruto inmensamente de esta experiencia diaria, pero
intento desapegarme de los resultados, de la finalidad, porque los frutos
entran en mi boca, los saboreo exquisitamente y desaparecen para formar parte
de mí. Esa es la magia de la transformación.
El desapego a todo lo que vemos, es aceptar las cosas tal y
como son: la transformación de la materia en diferentes colores y formas. Es
disfrutar de la magia de la vida, de todo lo que nos rodea, sin intentar
poseerlo. Relajarnos y saber disfrutar del viaje.
Esto me conciencia de lo frágil que es la vida y también de
lo maravillosa que es, que tengo que apreciar cada minuto y disfrutarlo
plenamente, porque en cualquier momento me transformaré en otra forma, en otro
color. Creo firmemente, que mi esencia con todo lo que aprendí, queda
suspendida hasta un nuevo momento de seguir aprendiendo para compartirlo y añadirlo a la gran conciencia Universal.
Todos colaboramos y estamos unidos por esa inteligencia y energía que nos
nutre. Recibimos y damos información constantemente, por lo cual, cuando
trabajamos para sentirnos bien con nosotros mismos, también lo estamos haciendo
para los demás. Un alma feliz atrae a otra alma feliz. El amor nos une a todos.
Soy consciente, de las
infinitas combinaciones y esfuerzos que ha hecho la Naturaleza para darme la Vida.
Es un regalo que no puedo despreciar. La vida es para vivirla plenamente. Doy
gracias, porque tan solo el hecho de estar viva, ya es un motivo para ser feliz,
y me comprometo a vivir cada minuto, como si fuera el último, quiero vivirlo
con: amor, compasión, ternura, confianza, humildad, fe y paz…
¡Y no voy a permitir que una
pequeña tontería me estropee el día!
Manipular la tierra con las
manos es algo muy sutil, es relajante, me ayuda a conectar con mi esencia, con “La
Fuente”. Poco a poco, todo mi mundo se transforma en una dulce armonía.
La contemplación, admiración
y respeto a todo lo que nos rodea, nos ayuda a regenerarnos y por supuesto, nos
aporta dicha y felicidad.
Yo disfruto inmensamente
haciendo las fotografías. Cuando hago una foto, es como si quisiera atrapar el
presente en una vitrina de cristal, para poder volver a contemplar y sentir ese
instante, cada vez que yo quiera en el futuro.
No es necesario un gran
espacio para hacer algo importante. No importa lo pequeño e insignificante que
pueda ser, lo importante, es la ilusión y la pasión con que se vive esa
experiencia, eso es lo que le da la grandeza.
Lo importante es lo que se
siente ¡Sin ilusión no se puede vivir!
Cada día, dedico un pequeño
espacio de silencio, para conectar con mi centro, para conocerme mejor, hacerme
cargo de mis carencias, creciendo, madurando, siendo adulta y responsable de mi
misma. Tan sólo yo tengo las riendas de mi vida. Tan sólo yo soy responsable de
mi felicidad. Cambio mi letanía mental, de que no puedo, de que no sirvo, de
que lo mío no tiene importancia, por otra letanía mental, de que puedo, de que
sirvo, de que soy importante, de que soy creativa y valiosa etc.